Un Parque Nacional y también un pueblo entre el estado Anzoátegui y el estado Sucre, una tierra de muchas aguas: Mochima

MOCHIMA
"En lo desconocido encontramos esperanza"
Sense8 - Capítulo Final.

He viajado tres veces a Mochima. La primera por conocer el pueblo, la tercera porque otros querían conocer y fui invitada y la segunda por despecho. Despecho colectivo. A poco más –o menos- de un mes de la muerte de mi abuela paterna, el 75% de la familia partió hacia el estado Sucre en uno de esos puentes de junio o julio. Ya no recuerdo si fue por la Batalla de Carabobo o por el nacimiento de Simón Bolívar. Ahora no está muy claro. Lo cierto es que fue un viaje-terapia.

Mochima significa “tierra de muchas aguas” en el dialecto de los indios Cumanagotos, sus primeros pobladores. Es un Parque Nacional nombrado así en 1973. Wikipedia dice que “Está constituido por un grupo de islas que contienen escenarios de bahías, acantilados, golfos, costas de aguas profundas, playas de arena blanca, arrecifes de coral, islas e islotes y ensenadas, así como también, de zonas montañosas de frondosa cobertura vegetal.”. La verdad, a mí su distribución me parece un poco confusa.

La entrada al pueblo es un desvío entre Anzoátegui y Sucre que el chófer de turno -mi papá- ignoró las dos primeras visitas. Es decir, pasamos de largo. La primera por ser de noche y la segunda por puro descuido. No llegamos hasta Cumaná porque son al menos unos 25 kilómetros hasta ahí, de otra manera, esa sería la forma de darnos cuenta que dejamos Mochima –el pueblo- atrás. La tercera vez que fui contaba con otro guía que no se peló. Gracias, Google Maps.

Al principio cuesta un poco entender que el Parque Nacional Mochima no son solo las playas a las que vas desde el embarcadero propio del poblado. También existen playas a las que se accede desde la carretera como Playa Colorada y otras islas como Isla de Plata en Puerto La Cruz. Eso también es parte del Parque, aunque se acceda a ellos desde otros muelles.

Si te levantas temprano en Mochima puedes ver delfines o, si de repente es febrero y el clima lo permite, corres con la suerte de poder verlos en pleno medio día, mientras vas a la playa elegida. Es de esos momentos venezolanos que te dejan sin aliento y te vuelven un infante instantáneamente. ¡Mira, hay uno ahí! ¡Y ahí! ¡Y allá! Y resulta que de lado y lado tienes a los mamíferos acompañándote, casi escoltándote hasta tu destino. También puedes pasear por algunos sitios mágicos como la Cueva de la Virgen, donde personas de todos los lugares han dejado estampillas y figuras, especialmente de la Virgen del Valle, patrona de los pescadores y el oriente venezolano.

O ver a la tortuga más grande del Caribe, que no es más que una roca o montaña (la verdad es no lo sé con certeza ahora) gigante con forma del reptil. O ver una roca en forma de sapo. Y así, las vistas de Mochima son exóticas por donde se miren. Desde que llegas, que puedes el mar sorteando las montañas, hasta que te vas y las tienes sólo en tus recuerdos.

Las playas de Mochima

Mi primera impresión de Playa Blanca fue que era lo más parecido a Los Roques que había visto en otro lugar de Venezuela. Eso en el 2014. Tiene la arena tan fina y blanca como el famoso archipiélago y las tonalidades del mar son casi igual de increíbles. Es una de las playas más populares junto a Playa Cautaro, Manare y Las Maristas, donde la arena varía un poco, pero las tonalidades del mar siguen siendo mágicas.

Lo que no es nada mágico son algunos regresos en las lanchas. Al ser mar abierto, resulta un poco impredecible descifrar la hora en la que el mar “se pone bravo” y elegir la ideal para el retorno. Por fortuna los conductores, nativos totalmente, saben cómo sortear y surfear con sus lanchas las inmensas olas. El navego no se hace menos salvaje, pero sí un poco más seguro.

Mochima es otro lugar de Venezuela que representa el Caribe en su máxima expresión.

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