Todo lo que el protector o bloqueador solar ha hecho por mi en los últimos años.

Toda pertenencia es una cárcel; toda leyenda, una servidumbre.
Laurence Debray

Algo que me pasa mucho cuando hago resoluciones de año nuevo, gracias a escribir las de todos los años en el mismo cuaderno, es darme cuenta de que lo que quería hace cinco o seis años ya forma parte de mi cotidianidad. Es decir, no sólo cumplí esas “metas” sino que son cosas, hábitos o comportamientos que incluso pudiese dar por sentado porque son parte de mi día a día sin ningún esfuerzo.

Es una confirmación de que el resultado que queremos obtener con cumplir nuestros sueños no es solo un hito en nuestra historia, sino que la verdadera meta es convertirnos en esa persona que tiene, hace o logra lo que se plantea. Vuelve a mí, siempre, la frase o idea de Hábitos Atómicos sobre si nuestras conductas hablan de la persona que somos. Lo mismo nuestras metas: es la persona que somos. No somos alguien que logró alguien. Somos alguien que vive en ese algo. En ese logro. Eso es el éxito, ¿o no?

Resoluciones de cuidado personal

Una de mis resoluciones de mis early 20s era tener una rutina de skincare establecida y seria. Más allá de quitarme el maquillaje por las noches -y debo confesar que comprender la importancia de esto me llevo algún rato y que aún hoy al menos dos o tres noches al año sigo pecando-, a lo que me refería era a tener o sumar los pasos de algún serum, exfoliación e hidratación. Por supuesto, si se trata de la rutina matutina, agregar el protector solar. 

Ese último paso fue lo primero que llegó a mí porque no es ningún secreto que es una de las cosas más importantes. No hay experto en el cuidado de la piel que no te diga “usa protector solar”. Puede que no tengas o hagas ningún otro paso, pero proteger tu cara -mínimo- del sol es el paso indispensable. 

Cumplir 30 años vino acompañado de muchas reflexiones sobre el cuidado personal. No sé si es algo generacional, un cambio de perspectiva o simplemente la consciencia de que el tiempo no pasa en vano, pero empecé a mirar en el espejo con más detenimiento. Fue en uno de esos momentos frente al espejo cuando me di cuenta de que perseguir constantemente en mis primeros 20s tener una rutina de skincare determinada, con ya productos favoritos de años, rindió resultados ahora que comienzo mi tercera década.

Definitivamente, me siento y sé que mi piel está distinta. Mejor. Y sé que haber implementado el uso del protector solar y mantenerlo como un paso indispensable en mi día a día es lo que principalmente ha marcado la diferencia. 

Cambios que ha hecho el bloqueador solar en mi vida

🌟Me ayuda a prevenir manchas y arrugas. Nunca he sido una persona tan propensa a las manchas, pero desde que uso protector solar se ha mantenido mi tono y piel mucho más uniforme. Sin mencionar que, la verdad, considero que aún no tengo tantas arrugas como quizás el promedio de las personas “a esta edad”

🌟Estoy tranquila al saber que estoy protegiendo mi piel de daños futuros. Además, este pequeño cambio me hizo reflexionar sobre el impacto de las decisiones diarias. Me recordó que cuidar de uno mismo no siempre requiere grandes sacrificios; a veces, son los pequeños hábitos, como aplicar protector solar, los que generan los mayores cambios.

🌟Me ayuda a darle estructura a mi vida. Justo en la línea de lo anterior, saber que tengo una rutina que me hace bien me permite sentir estabilidad y plenitud con respecto a mi rutina y mi vida. 

Es importante recordar que el daño solar es acumulativo, y nunca es tarde para empezar a cuidar tu piel. Busca un producto que se adapte a tus necesidades: para piel seca, mixta o grasa; con color o sin él; ligero o más hidratante. Hay opciones para todos.

¿Cuál es tu bloqueador solar favorito?