Todo lo que he aprendido sobre exfoliar la piel en mi proceso de hacer y armar mi rutina de belleza ideal.

exfoliar la piel
“Siendo creativos tendremos más probabilidades de hallar satisfacción, 
una meta, un lugar en esta era digital.”
Will Gompertz

Desde hace algunos años, soy esa que disfruta demasiado su rutina de la piel. Aunque a veces me de flojera, aunque a veces incluso se me olvide. Qué buen momento el de la mañana o la noche consintiendo tu carita. 

Confieso que exfoliar mi piel era algo que hacía mucho más antes, y ahora no lo hago tan a menudo. Me enfoco en limpiar, hidratar y proteger con protector solar. Pero sé que esto no es suficiente. Para que mi piel se vea tan luminosa como quiero, el paso que no se me puede olvidar es el de la exfoliación un par de días a la semana. Es uno de los pasos que más ayuda a que se deje de ver opaca, con textura y poco uniforme.

Yo no soy experta en skincare, pero sé que exfoliar la piel de forma regular no solo es un paso más, sino un ritual que ayuda a renovar, suavizar y potenciar todos los demás productos del skincare. Ahora, he investigado para hacer una exfoliación un poco más profunda, aunque aún no me atrevo. Y hoy quiero compartir lo que he encontrado al respecto, porque creo que haciéndolo tangible, puedo evaluar mejor las opciones.

La diferencia entre exfoliación física y química

Cuando escuchamos “exfoliación”, solemos pensar en los clásicos productos con gránulos que ayudan a eliminar células muertas de la superficie. Y es el tipo de productos que he usado hasta ahora. Esa es la exfoliación física, que aporta una sensación inmediata de suavidad.

Pero luego descubrí la exfoliación química, que va más allá de lo superficial y trabaja con ácidos como el glicólico, el láctico o el TCA (tricloroacético), ayuda a una renovación profunda de la piel.

De hecho, se dice que tratamientos como el peeling TCA se han convertido en aliados potentes para mejorar la textura, reducir manchas y estimular la producción de colágeno. Claro, siempre deben hacerse de la mano de especialistas.

Cómo fui incorporando el exfoliar la piel en mi rutina

Al principio lo hice de manera muy suave. Primero, Una vez al mes (cuando me acordaba o leía en mi lista de cosas que quiero implementar). Luego, y ahora de forma cotidiana, una vez por semana con un exfoliante físico delicado. Depende del momento de mi ciclo en el que esté o cómo vaya sintiendo mi piel, puedo hacerlo dos veces a la semana.

El cambio, aunque a veces no es tan explícito, es lo más divino. La piel se ve más luminosa, los poros menos visibles y las cremas que uso después parecen absorberse mejor. Es como darle un “reset” a mi rostro cada semana.

Tips sobre exfoliar la piel que he aprendido en mi proceso:

  1. Menos es más: exfoliar de forma agresiva puede dañar la barrera de la piel. Es un recurso importante e indispensable, pero en exceso puede ser contraproducente.

  2. Siempre de noche: los exfoliantes (dicen que sobre todo los químicos) hacen la piel más sensible al sol, por lo tanto lo mejor siempre es hacerlo de noche o cerca.

  3. Protector solar obligatorio: de nada sirve exfoliar si al día siguiente no te proteges. Y, como ya sabrás, el protector solar es el indispensable en la rutina.

Escuchar a tu piel: cada tipo de piel tiene su propio ritmo, no hay reglas universales. Yo a veces siento que no necesito volver a exfoliar en esa semana y eso está bien.

Exfoliación: un paso que potencia tu belleza

Hoy no concibo mi rutina sin la exfoliación. Así no lo haga tanto. Más que un paso extra, es la clave que en muchos casos permite ver resultados reales y duraderos. Porque la belleza está también en esos pequeños hábitos que, con el tiempo, suman.

¿Tu exfolias tu piel? ¿Qué recomendación tienes?