Mi lista de deseos está encabezada por unas zapatillas mujer deportivas blancas que sé que estoy cerca de conseguir.

zapatillas rojas

Recién descubrí que no soy una persona a la que se le haga fácil escoger un calzado deportivo. Puede que haya modelos que me parecen bellos, funcionales, icónicos o cualquier otro adjetivo con el que creería que yo misma lo puedo usar, pero no es así. Recientemente me di cuenta que me puedo probar muchos modelos, pero hay muy pocos que de verdad compraría.

Y es que hay prendas o accesorios que uno siempre asocia con otras personas. En mi caso, el calzado deportivo ha sido eso: algo que admiro en otros pero que rara vez veo como parte de mi propio estilo. Y es así porque mis tres palabras son: french, creativo y sofisticado. Algo en lo que quizás no veo mucho usar este tipo de piezas.

Siempre me han definido más los zapatos más elegantes o alternativos, los que tienen historia, textura, o ese aire clásico que acompaña sin robar protagonismo. Sin embargo, llevo meses pensando en que para ciertos momentos e incluso al usar ciertos looks, los pienso con unos sneakers blancos o beige. 

Tal vez sea la necesidad de comodidad que llega con los días más activos, o simplemente el deseo de encontrar un equilibrio entre lo estético y lo funcional. Y las zapatillas blancas para eso me parecen simples, limpias, versátiles. Tan atemporales que parecen encajar en cualquier armario, incluso en el de alguien como yo, que no se considera de sneakers.

Las zapatillas blancas deportivas

Si hay algo que he aprendido observando la moda y sus ciclos, es que ciertas piezas se convierten en símbolos universales. Y las zapatillas blancas de mujer son uno de esos íconos.

Han pasado de ser un elemento deportivo a convertirse en un básico del estilo contemporáneo: combinan con vestidos de lino, con trajes sastre, con jeans o incluso con piezas más elegantes, desafiando cualquier etiqueta.

Lo que me atrae de ellas no es solo su estética minimalista, sino su capacidad de adaptarse sin esfuerzo. Hay algo casi poético en esa neutralidad: en cómo pueden transformar un look formal en algo más relajado, o darle un aire fresco a un conjunto clásico.

Son las primeras que se me ocurren cuando pienso en una pieza que pueda acompañarme muchos años, sin perder vigencia ni sentido.

El desafío: integrar lo casual en un estilo personal

Reconozco que siempre me ha costado integrar lo deportivo a mi estética. Mi estilo suele girar en torno a lo sofisticado, elegante o clásico y creativo, con ese aire french chic que tanto disfruto.

Pero también sé que el estilo, como la vida, está en constante evolución. Y que a veces lo más inspirador ocurre cuando nos damos permiso para romper nuestras propias reglas.

Pensar en un par de zapatillas blancas no solo me invita a repensar mi armario, sino mi ritmo. A imaginarme caminando más ligera, disfrutando la ciudad sin preocuparme tanto por el calzado, mezclando prendas con más libertad.

Vestirnos de acuerdo a nuestro estilo no es una cárcel estética, sino una expresión en movimiento. Y cada prenda que elegimos cuenta algo sobre nosotros. Incluso las piezas más simples pueden marcar el inicio de una nueva versión.

Las zapatillas blancas, para mí, representan eso: un cambio de ritmo, una invitación a bajar la velocidad, a relajarme sin perder el sentido de mi estilo.

En un mundo donde la moda muchas veces nos empuja a acumular, elegir conscientemente se vuelve un acto de equilibrio.

Por eso, cuando piense en esas zapatillas —las de mi lista de deseos— quiero hacerlo desde un lugar más profundo: el de quien sabe que una compra no es solo un objeto, sino una elección que acompaña un estilo de vida.

Elegir con intención, no solo zapatillas

Si estás en un proceso similar, buscando sumar comodidad sin perder tu esencia, te invito a considerar unas buenas zapatillas blancas. Busca un diseño que hable de ti: materiales de calidad, líneas simples, una marca que comparta tus valores.

No se trata de seguir una tendencia, sino de construir un armario con propósito, uno que refleje quién eres y quién te estás convirtiendo. A veces, los pequeños cambios, sí, como un par de sneakers nuevos, pueden recordarnos que el estilo no se trata de etiquetas, sino de evolución.

Y que incluso quienes no solemos vestir deportivo, podemos encontrar en un par de zapatillas blancas el punto perfecto entre elegancia, comodidad y autenticidad.