#MTBTVIAJERO: Mi primer viaje a un país extranjero fue a Ecuador y desde allí me di cuenta de muchas cosas con respecto a mi wanderlust.

Callecitas de Quito
"Un reproche sólo puede surgir de la violación de las leyes morales propias de cada persona, no de las externas" 
Freud

Tenía 15 años y nunca había estado fuera de Venezuela. Ecuador fue el primer país extranjero que visité. Mi sueño era –es- hacer un tour de quinceañeras por Europa, pero no lo comuniqué con el tiempo necesario para que mis padres hiciesen el sacrificio. Me tuve que conformar con una fiesta que disfruté mucho y me sirvió para reunir el dinero que luego, nueve meses después, me llevaría en un avión hasta Quito con una amiga de mi mamá y su familia.

No recuerdo su aeropuerto, ni cuántas horas de vuelo fueron, ni haberme preocupado por si mi maleta se perdía o era abierta. Lo que más recuerdo de ese viaje es el frío que pasé. Como toda novata un poco ignorante, no revisé nada de las condiciones climáticas. Ecuador no era uno de los países entre mis favoritos para querer visitar, así que nunca antes me había interesado su clima ni nada sobre él. Ni siquiera días antes de partir. Fue mi primer viaje y mi primera vez para muchas cosas con respecto a mi wanderlust.

Pero antes de todo aquello que descubrí en los tres días que estuve ahí, resultó que Quito, además de ser patrimonio cultural de la humanidad, es una ciudad increíblemente parecida a Caracas, pero mucho más limpia; que Ecuador es el mayor país con diversidad (de ecosistema) por km2 del mundo, y que se nombra de esa manera gracias a la línea Ecuatorial o Ecuador que pasa por su territorio e indica la Mitad del mundo.

10 Cosas que hice en Ecuador

  1. Pasé frío. Fui a principios de septiembre sin ver nada sobre su clima y llevé ropa como si fuese La Guaira, lo que es igual a El Caribe.
  2. Me monté por primera vez en un trolebús, una especie de autobús alimentado con energía eléctrica.
  3. Me “perdí”. Porque nos montamos en el trolebús sin pagar el ticket, ya que no entendíamos cómo funcionaba y debido a esto, sólo una amiga y yo quedamos dentro del transporte, mientras que nuestros representantes quedaron fuera de él. Tuvimos que bajarnos en la siguiente parada y esperar el próximo para reencontrarnos.
  4. Me hospedé en un Hotel económico cerca del Hotel Hilton y descubrí que mientras mi wi-fi era gratis, los huéspedes de allí tenían que pagar por él.
  5. Visité el Centro Histórico de Quito y algunos museos ubicados en él. Aprendí mucho de Simón Bolívar y su papel en la Independencia de este lado de América.
  6. Estuve en la Mitad del Mundo.
  7. Visité la Reserva Geobotánica de Pululahua.
  8. Comí platos típicos del país como el Llapingacho Ambateño (uno de los más importantes para la cultura ecuatoriana). Son unas tortillas asadas o fritas que tienen forma de arepas pequeñas, sólo que la masa está hecha de papá y otros ingredientes. El plato es acompañado por cualquier cosa deliciosa –y grasienta- que puedas imaginar como chorizo, salsa de maní, carne asada, lechuga, arroz, aguacate, pico de gallo, cochino frito, y otras cosas que me gustan menos como cebolla.
  9. Probé a su vez un postre conformado por una bolita de queso parecido al guayanés con un vasito de dulce de leche (arequipe) para untarle. Algunos vendedores ambulantes lo venden en los trolebuses como un snack.
  10. Disfruté. Disfruté mucho. Aprendí sobre estar fuera de Venezuela y conocer otra cultura. Adoré su artesanía, sus costumbres, sus maneras. Entendí que podía hacer eso por el resto de mis días.

Y ahora, algunas cosas que descubrí en Ecuador con respecto a mi wanderlust

Me encanta ser de esos turistas que internalizan el lugar como si fuesen un residente. Se aprenden calles, plazas y puntos de referencia.

Para viajar, lo mejor es ir sin prejuicios ni expectativas. Ecuador resulto mucho más interesante de lo que yo hubiese pensado nunca y lo disfruté muchísimo gracias a no tener ningún tipo de intereses particulares o esperar algo en concreto.

No debemos subestimar ningún lugar y menos si no sabemos nada de él. De nuevo lo de las expectativas.

Es demasiado importante visitar los mercados públicos y municipales de las ciudades para ver de cerca la cultura de la población regular. Además de conocer el corazón de su pueblo.

Una de las cosas que más amo de viajar es comer los platos típicos de cada lugar y saber en qué se parece o se diferencian con otros platos de naciones cercanas.

Otra de las cosas que disfruto demasiado es la artesanía y conocer tradiciones o costumbres. Como por ejemplo qué se hace en algunas fechas patrias o días festivos.

Entendí que aunque no lo quiera y no deba, siempre estableceré alguna comparación de cualquier lugar del mundo con Venezuela.  

Reserva Geobotánica de Pululahua.