El día de nuestra visita a la Montaña de Sorte, el Bosque de Pinos en Nirgua, el Parque Nacional Bucó o, mejor conocido como el día en el cual lo único que hicimos fue ver paisajes por la ventana del carro.
Somos una especie en viaje, no tenemos pertenencias sino equipaje. Vamos con el polen en el viento. Estamos vivos porque estamos en movimiento. Nunca estamos quietos, somos trashumantes, somos padres, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes. Es más mío lo que sueño, que lo que toco. Movimiento, Jorge Drexler.
Con mucho lamento y quizás un poco de “mala vibra” hemos llamado al día tres de nuestra aventura por Yaracuy el día del fracaso. La ignorancia no nos permitió ver más allá –o más adentro, en realidad- de las grandiosas Montañas de Sorte y descubrir el altar a María Lionza. El episodio del paso efímero por el Monumento Natural nos llevó toda la mañana.
Ahora vamos de camino a Nirgua. Después de haber llegado casi a los límites entre Yaracuy y Lara por un capricho de Roberto. Hay bastante diferencia entre las montañas cercanas al poblado de Nirgua y las que están cerca de Chivacoa. Las últimas se alzan imponentes con grandes árboles y las primeras, de vegetación más baja y podada, se coronan con una fila de pinos.
Lo mismo con su plaza y su iglesia. Nirgua es más simpática a la vista. El paisaje es menos hostil y más fresco. La gente es más amable. Menos recelosa. Una de las razones es, claramente, que los visitantes de cada zona tienen situaciones, intereses y objetivos turísticos distintos. Por Chivacoa pasan en su mayoría brujos, espiritistas o personas que buscan realizar trabajos en la Montaña de Sorte. En Nirgua hay deporte, exploración y, cabe repetirlo, un paisaje más simpático.
En contraste con las de Chivacoa, las casitas alrededor de sus plazas están casi como recién pintadas y sus colores son alegres. No obstante, nuestro paseo apenas si tuvo mejor suerte.
Bosque de Pinos en Nirgua
El objetivo principal era llegar hasta el sector Los Pinos, desde donde vuelan parapente. Pero para esta locación también nos lanzamos al azar. Muy pocos habitantes entendían lo que le tratábamos de decir y sólo uno supo explicarnos que ellos conocen eso como el sector La Piedrita y solo suben carros rústicos. Especialmente los de la gente que va a volar.
Esta explicación tan clara y raspa’ llegó después de dar muchas vueltas, salir del pueblo hacia otros sectores cercanos y tomar muchas fotos desde la ventana del carro a la montaña coronada de pinos.
Después de saber y entender que no pasaría que llegaríamos al sector Los Pinos, estacionamos el carro cerca de la entrada por donde suben los jeeps, y caminamos. Primero por un sendero que no era el correcto –para variar- y después por la vía acertada. Todo para que Michelle tuviese su foto en Nirgua y el asunto pendiente con Yaracuy no se agrandara.