#MTBTViajero un verano en Toronto, la capital de la provincia de Ontario, y muchas experiencias que solo se viven una vez.

Nathan Square
"El mundo habrá acabado de joderse -dijo entonces- 
el día en que los hombres vijen en primera clase 
y la literatura en el vagon de carga"
Un sabio catalán en 100 años de soledad - Gabriel García Márquez

Viví en Toronto. Fue solo un mes y varios días, pero estuve allí “viviendo”. Estuve con una familia canadiense (en realidad conformada por una china y un irlandés residenciados) y aprendí mucho sobre las tres culturas. Ellos me contaron que para los canadienses el plato fuerte suele ser la cena y el almuerzo podría ser un sándwich. No se me hizo difícil adoptar esta costumbre porque en mi familia venezolana lo hacemos así de vez en cuando.

La CN Tower fue mi Ávila por poco más de cuatro semanas. MI punto de ubicación. No sólo mi norte, también mi sur, este y oeste. Según ella situaba todo lo demás. Aprendí a decir Torono en lugar de ToronTO y usé Google Maps verdaderamente por primera vez con fines útiles. También vi uno de los atardeceres que más recuerdo en mi vida y conocí a Edgar Ramírez. Viví en Toronto por cuatro semanas y un poco más y es una ciudad a la que volvería una y otra vez por el resto de mi vida.

He trazado una línea imaginaria entre La Guaira y Toronto. Una ruta que me lleva sobre recuerdos a esos días felices. Ese período de inocencia adolescente del primer viaje lejano en soledad. El verano del 2013. Esa línea, que puede ser recta, es de unos 3.864 kilómetros. Es decir, casi cuatro millones de metros me separan de una de mis ciudades favoritas del mundo.

Toronto es una ciudad que tiene nombre de golosina venezolana. Es la capital de la provincia de Ontario y a pesar de ser la más grande y el centro financiero de Canadá, no es su capital. Toronto también es el lugar del mundo con más personas residentes no nacidos en el propio país. Al menos la mitad de sus habitantes no nacieron en Canadá.

La verdad, podría decir cómo Toronto es una de las mejores ciudades del mundo para vivir. También es de las más caras. O al menos la más cara de Canadá. Aun así, prefiero contar experiencias únicas que tuve durante mi estadía por sus lugares.

9 experiencias únicas e irrepetibles vividas en Toronto

Ir al Toronto International Film Festival, ver el estreno mundial de El Libertador y conocer a Edgar Ramírez. Puntos que aclarar aquí: En el evento estuvieron presentes Edgar, Juana Acosta (Manuelita Sáenz) y Alberto Arvelo (Director), se hizo como un foro en el que conversaron sobre la película y cómo es que ellos también la estaban viendo por primera vez junto a todos los asistentes de ese día. Por último: no tuve valor para quedarme y pedirle una foto a nuestro Patrimonio Nacional. No me arrepiento, pero si ruego que me crean que es más guapo en persona.

Conocer el Rogers Centre y ver jugar a los Blue Jays contra el equipo favorito de mi hermano: Los Yankees de Nueva York. Entre el Line Up figuraba Derek Jeter (también de sus predilectos). Cabe destacar que se retiró un año después y esa fue su última temporada. Creo que aún Tico no me perdona que lo haya visto jugar y él no.

Hacerse adicto a los Ice Cap y las donas de chocolate de Tim Hortons, una cadena de cafeterías canadiense. Importante decir que, en Canadá, superan en número a franquicias como McDonald’s y Starbucks. Además, es mucho más económica.

Poner en práctica la frase de Carrie Bradshaw: “When I first moved to New York and I was totally broke, sometimes I would buy Vogue instead of dinner. I felt it fed me more.” A Canadá llegan Vogues de todo el mundo. Tengo los September Issues 2013 de USA, Inglaterra, España, Latinoamérica y otro destino que ahora no recuerdo, pero está por ahí.

Aprender a comprar lo que realmente te gusta. Ya lo dije, pero lo repito: Toronto no es muy económica y los impuestos son bastante elevados. Aprender a ahorrar es importante. Aunque con el comentario de Vogue no sea creíble este punto.

Tomarte la malta más cara de tu vida, acompañada con la arepa y empanada –probablemente también más caras-. No recuerdo el precio, pero sé que fue bastante más de lo que pagaría usualmente por una malta.

¡Comer la mejor Cheese Cake del mundo en el Hard Rock Café de Toronto!

Tener la primera roomie en la vida y que te enseñe o logren comunicarse en su idioma, si es distinto al tuyo. Por ejemplo, la mía era brasileña y la mayoría de nuestros amigos también lo eran, así que terminé, sin saber cómo, hablando y comunicándome en portugués.

Por último y para la cereza del pastel: hacer amigos de todas las nacionales, gustos, colores, tamaños o edades. También lo repito: Toronto es la ciudad que tiene más inmigrantes en el mundo, aproximadamente la mitad de sus habitantes no nacieron en Canadá.

Esta ciudad fue el destino de unas vacaciones accidentadas entre un paro indefinido y un impredecible inicio de clases durante mis primeros semestres de la Universidad. El objetivo era formalizar estudios de inglés y practicar mucho. Está de más decir que, tal como lo dije, durante mis últimos días, me comunicaba más en portugués. Ahora, no me pregunten nada, porque no sé cómo pasó.