Jaque a la identidad. My life as Carrie Bradshaw versión las inseguridades de la profesión y vocación, y la forma en la que salí de ellas y el ¿por qué no me especialicé sólo en una cosa y fui por ello?

Sé que el final de mi camino no lleva a Roma, me lleva hasta ti
Roma - Lagos

Octubre, no lo sabes, pero cada fin de mes realizo en mi journal una especie de “segmento” al que llamo little victories, que cuenta cuáles fueron esas “pequeñas victorias” del mes. Las situaciones o eventos que agradezco que hayan ocurrido durante él. La idea es que aunque hayan sido semanas difíciles o aunque ese día (casi siempre el último del mes) esté de un ánimo no muy motivador, pueda reconocer que pasaron cosas que tengo que celebrar. Y celebrarlas, claro.

Hoy te dedico esta carta pensando eso, y reflexionando sobre ti. Sobre cómo comencé haciendo un journoctober y lo dejé a la mitad -aunque quiero retomarlo para noviembre-. También pienso en que iniciaste con unas vibras de: ¿cómo es que tengo tanto la mente en el futuro? Pero no desde querer saber qué va a pasar o querer que llegue ya, sino desde el feeling de que pasarán cosas muy buenas. Y aunque no sea una emoción etiquetada como negativa, tengo que reconocer que también es una forma de ansiedad. Y esa vibe de un futuro que me encantará viene de vez en cuando pero la aprovecho para hacer hoy algo que me haga sentir bien. Y que sí, si lo hago hoy, va a pasar mañana.

Debo confesarte, por otro lado, Octo, que no siempre estuve de buen humor durante tu estadía. Más bien, creo que tuve muchos días de sobre preocuparme y estresarme sin poder controlarlo mucho. Aun así, estoy bien con la idea de que supe reconocer el origen de mis molestias y aunque no en todas pude hacer algo para calmarlas, saber de dónde salen ya es un paso gigante para mí. Es decir, reconocer mi responsabilidad y no “echarle la culpa” al entorno. Todavía sigo trabajando en no exteriorizarla tanto, pero es un proceso y como siempre digo: los procesos no son lineales. 

A pesar del mal humor de vez en cuando, también estuve muy motivada a crear, a aprender, a actuar según las cosas que me mueven. Y por eso estoy más activa en el blog y hasta en mi instagram -en el que tampoco logro ser constante pero no me importa-. Porque esas ganas de crear a veces se desbordan y tengo que buscar canalizarlas en algún lugar. Aunque principalmente será el blog, tarde o temprano mis redes sociales también estarán envueltas en él.

¿Y sabes cuál fue una de las cosas que más me gustaron de ti? Que pude visitar lugares fuera de mi ciudad. Estuve en Anzoátegui para una edición de Hablan los Jóvenes y en Valencia para una boda -a la que también fuimos a trabajar porque tomamos algunas fotos-, lo que significa que hasta ahora, a dos meses de terminarse el 2021, he dormido una docena de veces fuera del territorio metropolitano. Pero esta fue la última vez en Valencia. Por ahora. Con lo impredecible que ha sido este año en algunos aspectos, no sé si vuelva antes de que el 2021 se termine de ir.

Ahora, una de las que menos me gustó pero fue necesaria fue ese conflicto de identidad que tuve por un par de días. Lo tengo por lo menos una vez al año. ¿Estoy haciendo lo que de verdad quiero y amo? la respuesta siempre es sí, pero siempre se me va la mente a pensar en otras cosas que me gustaría estar haciendo -profesionales, más que nada-. Pero justo esa crisis es la que me hace entender que estoy en dónde quiero y obtendré todo lo que deseo porque desde hoy trabajo para ello. 

Esta, en particular, se enfocó en ¿por qué no me enfoqué en una sola cosa y me hice experta en ello? Llámese escritura, moda, marketing, servicio… Es más fácil posicionarte cuando las personas te reconocen o asocian a una sola categoría. Y aunque la respuesta fue fácil de conseguir: “porque te gustan muchas cosas en las que tienes la fortuna de poder desenvolverte”; reflexioné mucho sobre cómo siempre me apasiono por algo y me enfoco en eso hasta que siento que puedo enfocarme en algo más. Y eso no significa que deje mis otras pasiones de lado, o más bien, mi reto personal ha sido equilibrarlas todas. El reto de este año -el que me propuso el 2020-. Creo que lo estoy haciendo bastante bien. ’Puedo ser como un arcoiris’, pensé. Me pueden gustar muchas cosas, puedo tener muchos colores. 

Octo, también tuve muy presente mi peor defecto, o uno de ellos. El orgullo. Y más que porque me cuesta a veces pedir disculpas -es algo que he trabajado y en lo que he avanzado mucho- porque me cuesta aceptar las disculpas de los demás. Y es algo que afecta mucho mis relaciones interpersonales porque aunque puedo dar mi brazo a torcer, me sigue costando un poco “el perdón” u olvidarme de “las fallas” de los demás, que a veces ni siquiera lo son, sino que son malentendidos que son mejorables con comunicación. 

Me ayudó volver al Ho’oponopono, que no es que yo sepa mucho sobre eso, pero hubo un día en particular que me sirvió mucho saber que esta práctica “no se enfoca en buscar culpables sino en limpiar todas las memorias inconscientes y emociones negativas que nos suceden en relación a ese problema”. Un poco mi filosofía de no buscar culpables y tomar responsabilidad de mis emociones y cómo podría cambiarlas. Ese día me dije: Lo siento. Perdóname. Te amo. Gracias. Porque lo necesitaba. 

¿Un highlight al evento top del mes? ¡El concierto de Lagos! Aunque tenía muchas expectativas y salí de allí sin haberlas cumplido, me encantó volver a escuchar música en vivo y corear canciones con su intérprete original enfrente. Me di cuenta que el desayuno es mi comida favorita y la que menos hago. Es un poco paradójico. Como muchas cosas de mí. 

3 mantras de vida 

Octubre, te regalo estos mantras que a veces olvido, pero siempre debería tener presente y  me sirvieron para sobrevivirte:

No te preocupes, ocúpate 

En lugar de pensar en todo lo que tengo que hacer o lo difícil que pueden ser algunas tareas o decisiones, hacerlo de una vez me consume menos energía y ya salgo de esas situaciones incómodas o complejas.

Saber pedir para no quejarme

Sobre todo cuando se trata de relaciones interpersonales, saber pedir cómo queremos las cosas o el simple hecho de comunicar que las queremos nos ahorra muchas quejas a posteriori y mejora nuestra comunicación en las relaciones interpersonales.

I’m receiving right now (estoy recibiendo ahora mismo)

Todas las situaciones que nos ocurren nos están enseñando y dejando algo. Siempre estás recibiendo. 

Hasta aquí llegaste -y llegamos-, Octubre. Nos vemos el año que viene.