Los bikinis en mi fondo de armario

El papel de los trajes de baño o bikinis en mi closet y los que considero básicos: uno entero, un bikini brasileño y uno tejido.

Yo ya tengo el cielo y lo quiero pa' mi
Irepelusa

Hace par de semanas me dio por contar sobre mi relación con la sostenibilidad y cómo de a poco he ido cambiando mis hábitos de consumo. En parte por mi economía, en parte por tener una relación más significativa con todos los objetos, emociones y personas que conforman mi vida. “No gasto en lo que no me construye” ha sido uno de los mantras que he mantenido este último año y me ha servido incluso para dejar de ir a esas reuniones sociales donde realmente no hay nada que buscar, solo gasto innecesario.

Pero más allá de todo eso, un tema en el que puedo profundizar mucho más es el de mi consumo de moda y, sobre todo, de fast fashion, que reduje casi a cero. A menos que sea de segunda mano, no compro nada nuevo de marcas de moda rápida. O, en el caso muy extraño de que el proceso en el que fue hecho sea medianamente sostenible. Que es una tendencia creciente entre estas marcas, pero con lo que hay que tener mucho cuidado porque no todas son honestas al respecto.

De cualquier manera, parte de ese proceso en el que más allá de no comprar fast fashion tampoco estoy comprando tanta ropa, tiene que ver con haber pulido por completo mi estilo personal y saber qué piezas tengo, quiero y necesito comprar para tener mi fondo de armario completo. Y no comprar piezas sólo por tenerlas allí. Por ahora estoy en la búsqueda de esa camisa blanca perfecta y del traje de sastre perfecto para mi imagen de working girl. Entre otras piezas que requiero para tener completo ese armario ideal. Quizás también tenga que sustituir algunas, pero esos son problemas del futuro.

Los bikinis en mi fondo de armario

Ahora, una de las preguntas que me hacen mis amigas en algunos casos es cómo hago con el tema de los trajes de baño o bikinis, porque es una de las piezas que no se pueden swapear (sí, ahora somos fan de las swap parties) y que por los mismos motivos -evidentes- tampoco se pueden comprar de segunda mano. Lo mismo me pasa con la lencería, y ya de eso también les hablé cuando revelé que Hunkemöller es de mis marcas favoritas y tengo lencería sostenible de la marca.

Mi respuesta es que intento ser lo más consciente posible al momento de desechar alguno y también de adquirir uno nuevo y que, por supuesto, todos los que adquiera tienen que estar alineados a mi estilo personal definido. Y la verdad soy bastante básica con los trajes de baño y eso es una ventaja. No me dejo conquistar por las grandes tendencias, prefiero los más sencillos, incluso en colores neutro y si son negros mejor.

Ahora, también en algunos casos entra lo que hablaba en ese post de mi relación con la sostenibilidad con el valor y el significado que puede tener algo para mí y si resulta que me enamoro de un modelo y no hay de mi talla sino solo bikinis de tallas grandes, apuesto todo por él y luego lo mando a arreglar. Todo se trata de encontrar y definir la relación que tengas con tu ropa y tu vida, y como puedes respetar al ambiente con ello.