El segundo día en Yaracuy por la tarde estuvo lleno de inseguridades y un poquito de miedo gracias a una exhausta búsqueda del inentendible Parque Nacional Yurubí

El espacio es un error del tiempo 
Comí, Martín Caparrós.

De nuevo sentimos ese miedo que nos acecha ante las desconocidas –y peligrosas- autopistas y carreteras venezolanas. En búsqueda de una entrada al Parque Nacional Yurubí estamos en una doble vía que sólo tiene bosques de lado y lado. Nada más. Nada menos. Utilizar Waze lo ha hecho todo peor. Al principio, intentando buscar el área recreacional Leonor Bernabó, fuimos a parar a un pequeño riachuelo en donde no había nadie que nos explicara qué hacer.

La conexión desapareció y el mapa lucía todo blanco con un carro bebé solo y desvalido. En la esquina superior izquierda del celular se leyó un determinante “Sin Servicio” y la aproximación de una moto nos ha hecho abortar “misión”.

Apenas volvió la señal, colocamos una nueva dirección en Waze que nos ha llevado unos 20 kilómetros lejos de ahí. Hasta más. De nuevo, tal como nos pasó con el Pico El Águila hace un año, cuando hemos considerado la opción de devolvernos, se ha asomado una casita de INPARQUES y un gran aviso que reza “Parque Nacional Yurubí. Sector Recreacional Guayabito”. Pasamos de largo hasta que insisto un poco en que eso era lo que buscábamos. El carro da vuelta en U.

_Señor, ¿aquí se entra al parque? –pregunta Roberto como si no fuese lo suficientemente evidente.

_Sí –responde el hombre sentado en el banquito-. Cobramos algo por el vehículo, pero el taquillero ya se fue.

No entendimos, pero al parecer lo que la frase quiso decir es que no nos cobrarían. Nos adentramos en la ruta. No es tan distinta a lo que ya habíamos visto de Yaracuy. Piedras y mucho verde. Muchas especies de plantas y vegetación. Llegamos al final del camino transitable con carro y encontramos un espacio con mesas y parrilleras construidas con ladrillos rojos. Frente al espacio, un río a los pies de una montaña.

Parque Nacional Yurubí

El Parque Nacional Yurubí, declarado de esta manera en 1960, no es más que –más- verde, ríos y una inentendible extensión de 23 mil 670 hectáreas, que cubren gran parte del norte de San Felipe y protege los lechos hidrográficos del Yurubí, Cocorote, Guayabito, Tesorero, Carabobo y Mayorica.

Sus zonas más populares son: nuestro primer intento de acceder a él, el Área Recreativa Leonor Bernabó; y por donde lo logramos, el Área Recreativa Guayabito. En el primer sector se encuentra una piscina llamada El Playón y cabañas alrededor donde ubicarte para disfrutar del bosque tropical yaracuyano. Eso dicen, porque nosotros no lo vimos. Su título se lo debemos a una poetisa nativa de Yaracuy que se dedicó a escribir las bellezas y bondades de la flora y fauna local.

Mi papá se adentra en el río con su “posillo”, una cuasi jarrita de aluminio que se ha convertido en su vaso favorito para todo. Compró una para el café. Uno para la cerveza. Trajo dos para el viaje y uno halló su uso como el envase perfecto para echar agua.

Yo me quito lo zapatos y decido acompañarlo. La Abuela, Selene y Tico nos ven desde la orilla. Las dos primeras comen frutas y el otro nos toma fotos. No pasa demasiado tiempo hasta que acordamos irnos. Volvemos a la posada. En una de las veces que intento poner la ubicación en una de las fotos para Instagram, noto que la primera, las más cerca, la que “debería” ser es “Parque Nacional Yurubí”. Ahí entendimos lo inentendible: es más grande de lo que podemos percibir.