Más que una review del libro, las lecciones que aprendí del libro El síndrome de París de Aniko Villalba

el síndrome de parís libro
"La muerte es solo un síntoma de que hubo vida" 
Mario Benedetti

Al fallecer una de sus mejores amigas, Aniko va buscando el sentido de su vida en un viaje que la llevó, en pocas palabras, a cansarse de viajar. A querer parar. El síndrome de París es un libro sobre viajes que te invita a estar en el presente más que cualquier otra cosa para aprender a disfrutar de las pequeñas cosas. Sea de viaje o en tu lugar.

Aniko es una de mis escritoras y creativas favoritas. Es argentina y estuvo muchos años de nómada hasta que se detuvo para dedicarse a proyectos más «estáticos y creativos»/

Las lecciones que aprendí de El síndrome de París de Aniko Villalba

«Mi obsesión ya no era dar la vuelta al mundo sino saber qué pasa con los que ya no están.:

A veces la ausencia de las personas que queremos nos cambian la perspectiva de las cosas. Nos abren una puerta que, aunque sea a partir del dolor, despierta una dimensión que quizás no conocíamos de nosotros mismos.

«Pensé en qué hay lugares donde lo que importa es situarse de manera física y mental en esa latitud, permitir que el tiempo real y el interno se alineen y vivir el presente»

Vivir el presente. Justo cuando leí este fragmento estaba de viaje y pasando por la incomodidad de una playa absurdamente full y estaba muy condicionada por esto. La frase me llevó directo a estar y disfrutar del momento real.

«El arte de sonreír es un idioma universal»

No hablamos el mismo idioma pero una sonrisa puede arreglar o significar mucho.

«La ciudad tenía un silencio extra y a la distancia no podía escucharlo.»

Vacíos por dentro que se reflejan fuera.

«Tal vez viajar sea mi manera de ver cómo pasa el tiempo la gente en otras partes del mundo, que hacen mientras esperan a la muerte.»

Alineado con otra de las primeras frases. La muerte de personas queridas nos hacen convertir el duelo en cuestionamiento y reflexión.

«Los viajes largos, mirados a través de un microscopio, están formados por microviajes encadenados. La vida, al final, consiste en donde pasas tu tiempo y cómo»

De esta manera, cada día puede ser un microviaje y por eso justamente hay que estar presentes. La vida es donde pasamos el tiempo y cómo.

el síndrome de París abierto

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