Por el cumpleaños del famoso escritor argentino Julio Cortázar, te contamos la historia de Rayuela, su novela más famosa y vendida.

“Hace rato que no me acuesto con las palabras. Las sigo usando, como vos y como todos, pero las cepillo muchísimo antes de ponérmelas”

Hace unos 103 años nació Julio Cortázar, uno de los escritores argentinos más aclamados del mundo. Yo, hace algunas semanas, leí en el libro 70 años de entrevistas en Venezuela, una conversación que tuvo José Pulido con el autor de Historias de cronopios y de famas en la que éste acepta que Rayuela es el libro que le gusta más.

La conversación, casi al final de la entrevista, va  así:

-¿Cuál ha sido el libro suyo más vendido?
-Rayuela –apunta sin duda-. Es el que me gusta más también.

Para los intensos, como yo, que satanizamos todo lo que fanatiza a las masas, esta afirmación del propio autor puede resultar un poco extraña teniendo en cuenta que hay otros libros más… “cool”. Volúmenes llenos de cuentos que quizá a nuestros ojos, aunque más breves, superen a Rayuela.

No obstante, la continuación de la entrevista es una pequeña bocanada de aire:

-¿Y entre sus cuentos?
-Soy más cuentista que novelista y creo que mi mejor cuento es “El Perseguidor”.

La historia de Rayuela en las cartas de Julio Cortázar

Por el cumpleaños de Cortázar pensé en escribirles mis frases y párrafos favoritos del libro, porque distan un poco de los que pueden leer por ahí. No obstante, igual era una idea bastante ordinaria (en tanto que común). Así que, en ese proceso de volver al libro, las anotaciones y los recuerdos, prefiero contarles su historia.

En la edición especial de Rayuela por su 50 aniversario, Alfaguara tuvo la cortesía de contarnos La historia de Rayuela en las cartas de Julio Cortázar y ahí el autor demuestra el orgullo que sentía sobre lo que estaba creando y logró. Fue mi parte favorita de esa edición porque el proceso de creación y producción me pareció extremadamente interesante.

En diciembre de 1958 Cortázar, acabando de terminar Los premios, describió a Jean Barnabé lo que quería hacer con Rayuela, que para entonces era solo una idea, como “bastante ilegible; (…) no será lo que suele entenderse por novela, sino una especie de resumen de muchos deseos, de muchas nociones, de muchas esperanzas y también, por qué no, de muchos fracasos.”

Para mayo de 1960, en una carta también a Barnabé terminó de darle forma y explicar la idea:

“No sé lo que va a salir de una larga aventura a la que creo aludí en alguna otra carta. No es una novela, pero sí un relato muy largo que en definitiva terminará siendo la crónica de una locura. Lo he empezado por varias partes a la vez, y soy a la vez lector y autor de lo que va saliendo. (…). La cosa es terriblemente complicada, porque me ocurre escribir dos veces un mismo episodio, en un caso con ciertos personajes, y en otro con personajes diferentes, o los mismos pero cambiados por circunstancias correspondientes a un tercer episodio. (…). ¿No le ocurre a usted, al contar algo a un amigo, darse cuenta en el momento que las cosas eran diferentes de lo que creía? A mitad del relato, un golpe del timón desvía el barco. Lo justo, en ese caso, es presentar las dos versiones. Pero como el lector se aburría si tuviera que leer dos veces seguidas el mismo relato, en el que los cambios serían siempre pocos con relación al total, he fabricado una serie de procedimientos más o menos astutos, (…). En realidad me propongo empezar por el final, y mandar al lector a que busque en diferentes partes del libro, como en la guía del teléfono, mediante un sistema de remisiones que será la tortura del pobre imprentero… si semejante libro encuentra editor, cosa que dudo.
– Cortázar.

Al siguiente año ya Rayuela tenía nombre y su autor había terminado la primera versión. Lo sabemos gracias a una carta que envió Cortázar a Paco Porrúa en mayo de 1961. En Agosto del mismo año, el argentino escribió al mismo amigo que estaba “apenas en la casilla tres, y a cada rato tiro la piedrita afuera”.

En el mismo manuscrito dice “Terminé la obra gruesa del libro, y lo estoy poniendo en orden, es decir que lo estoy desordenando de acuerdo con algunas leyes especiales cuya eficacia se verá luego, cuando tenga el coraje de releer de un tirón las 600 paginas”.

El 15 de mayo de 1962 Cortázar envió una carta a Paul Blackburn donde comenta que casi había terminado el libro y predice su éxito (o un posible fracaso): “Si te interesa saber lo que pienso de este libro, te diré con mi habitual modestia que será una especia de bomba atómica en el escenario de la literatura latinoamericana”

Rayuela, después de todo, se publicó por primera vez un 28 de junio de 1963. Cabe destacar, también, que su nombre iba a ser Mandala, por toda la cuestión del microcosmo y macrocosmo que reside bajo el nombre, pero para el autor resultó pretencioso y por eso decidió que mejor era bautizarle con el nombre de un juego infantil.

Para no perder la mala maña, igual les dejaré algunas citas de Rayuela

“Hablar de despertarse cuando por fin se está tan bien así dormido”

“La cosidad es ese desagradable sentimiento de que allí donde termina nuestra presunción empieza nuestro castigo”

“La vida había sido eso, trenes que se iban llevándose y trayéndose a la gente mientras uno se quedaba en la esquina con los pies mojados”

“Vos buscás algo que no sabes lo que es. Yo también y tampoco sé lo que es. Pero son dos cosas diferentes”

“Pero ya no te puedo hablar de esas cosas, digamos que todo se acabó y que yo ando por ahí vagando, dando vueltas, buscando el norte, buscando el sur, si es lo que busco. Si es lo que busco. Pero si no los buscara, ¿qué es esto? Oh mi amor, te extraño, me dolés en la piel, en la garganta, cada vez que respiro es como si el vacío me entrara en el pecho donde ya no estás”

“Cada vez sospecho más que estar de acuerdo es la peor de las ilusiones”

“hace rato que no me acuesto con las palabras. Las sigo usando, como vos y como todos, pero las cepillo muchísimo antes de ponérmelas”

“Cada vez iré sintiendo menos y recordando más; pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso”

“Ahora que estamos lejos y no le hablo con las palabras que sólo han servido para no entendernos, ahora que ya es tarde empiezo a elegir otras, las de ella, las envueltas en eso que ella comprende y que no tiene nombre”

“No necesita saber cómo yo, puede vivir en el desorden sin que ninguna conciencia de orden la retenga”

“En realidad, nosotros somos como las comedias cuando uno llega al teatro en el segundo acto. Todo es muy bonito, pero no se entiende nada”

“El hombre se agarra de la ciencia como de eso que llaman un áncora de salvación y que jamás he sabido bien lo que es. La razón segrega a través del lenguaje una arquitectura satisfactoria como la preciosa rítmica composición de los cuadros renacentistas, y nos planta en el centro”

“el problema de la realidad no se enfrenta con suspiros”

“Lo absurdo no son las cosas, lo absurdo es que las cosas estén ahí y las sintamos como absurdas”

“Desde que te conozco no hacés más que buscar, pero uno tiene la sensación de que ya llevás en el bolsillo lo que andás buscando”

“Te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero”

“Soy yo, soy él. Somos, pero soy yo, primeramente, soy yo, defenderé ser yo hasta que no pueda más”

-M.