Mi sentir hacia el cierre de la emisora que me ha dado tantas oportunidades en los últimos tres meses.

“Lo absurdo no son las cosas, lo absurdo es que las cosas estén ahí y las sintamos como absurdas”
Rayuela, Julio Cortázar 

Para que vuelvas a ser 100% libre

El 25 fue un viernes en casa como cualquier otro del mes de agosto hasta las diez de la noche, cuando me enteré, por un tweet de Laura Guevara, que Conatel había cerrado la “100% libre de Caracas 92.9 tu Fm”. Había abierto Twitter por inercia, por la ansiedad que genera el no estar haciendo nada entretenido. Ni siquiera quería enterarme de las noticias del día. En cambio, me di cuenta que, así de repente, a eso de las siete de la noche me había quedado sin trabajo.

No di crédito al tweet de Laura, pero rápidamente se lo envié al Host del programa que produzco para la 92.9 fm desde hace poco más de tres meses. No recibí respuesta. Volví a Twitter y lo siguiente fue un tweet de Arnaldo Espinoza que informaba que a esa hora ya sonaba Radio Corazón Llanero por el dial que antes nos correspondía.

Después vino el tweet de Jaime Nestares que, aunque yo vi después de las diez, había sido publicado unos treinta minutos antes que el de Laura Guevara. Por supuesto, para mí todo esto estaba pasando en cuestiones de segundos. Estaba tan sorprendida que simplemente no sentía nada. Era como un vacío y ya…

Como seguía sin obtener respuesta de Alejandro Sotelo, mi Host, lo llamé. Tampoco me creyó a la primera. Nuestra llamada de dos minutos estuvo más llena de silencios que de palabras. A pesar de que los dos somos unas cotorras, nos habíamos quedado sin nada que decirnos. No llegaron las frases de apoyo, de motivación, de “pa’ lante” durante la llamada. No eran oportunas. Primero había que creerse la desgracia y luego reanimarse.

Mi shock fue pasando conforme los posts de Instagram, Twitter y otras redes sociales iban saliendo. Luis Chataing, Erika de la Vega, Ana María Simon, Mariela Celis, Noliyú Rodríguez, Alejandro León, entre otras grandes personalidades del mundo radiofónico venezolano se manifestaron y publicaron sus condolencias a la casa que les había dado la oportunidad de empezar su carrera.

La escuela, la llamaron muchos. Me identifiqué. Había tenido algunos contactos con la radio, pero nada comparado a trabajar, oficialmente, como productora de la 92.9. Nombre que aún siento que me queda grande si pienso sobre la gente que ha pasado y trabaja –o trabajaba- actualmente ahí. Aunque había estado produciendo el programa por poco más de tres meses, justo esa semana había terminado de llevar mis papeles para legalizar mi contrato. ¿Y ahora qué?

El shock pasó y lágrimas empezaron a salir. Como para que comenzara a sentir, o a saber, o terminarme de dar cuenta, que las violaciones a la libertad de expresión venezolana son hoy más reales que nunca. Y sí, aunque suene dramático lloré. Y aun cuando sé que encontraremos una solución, sigo llorándole. Pero no sólo por quedarme sin trabajo, o sin el espacio que me alegraba las mañanas. Lloré por lo que significa esto. Por ese otro tweet que decía “no estoy llorando, solo se me metió un país yéndose a la mierda en el ojo”. Justo por eso.

Para mí hay más opciones. Empezando porque no es el único trabajo que tengo. Pero para todos aquellos que le han dado la vida a la emisora, que tienen años ahí, que es su principal fuente de sustento, para ellos, ¿qué? Para programas que pueden tener hasta más años que yo, ¿qué? El monstruo de la mañana, Rockadencia, el Bola Jala, el Último Round. Si para Alestilo Radio, que solo tenía algunos meses al aire, duele, no quiero saber cómo será para todo un legado radiofónico.

Porque la 92.9 no son solo sus locutores ni las “grandes estrellas” que han pasado por ahí. La 100% libre es sus operadores, sus vigilantes, la gente de ventas, la de administración, su recepcionista, las señoras del mantenimiento. Es los chistes en el pasillo, las burlas, las respuestas negativas, las insistencias, el buenos días, el hasta mañana. Son hasta los chismes. Tal como las familias, las relaciones sociales de la 92.9 no son perfectas, pero juntas conforman un gran equipo del que me siento orgullosa y es un honor saberme parte.

Jaime nos invitó a quedarnos tranquilos. Personalmente, no conozco mucha gente que lleve tan bien este país como él, tan calmado siempre. Tan abierto a todo, tan creativo, tan gracioso. Y así es la 92.9 y no soy la única que la siente así. Irreverente, criolla, tan tuya, tan mía, tan nuestra. Compartir al menos dos horas diarias con todos sus trabajadores te hace agarrarles cariño. Te hace sentirte en casa.

No es solo que por ella hayan pasado Shakira, Ceratti y hasta Kudai, es que fue una ventana siempre abierta para casi todo artista venezolano en formación. Lo sé por los nombres desconocidos en la rotación, por las canciones que no siempre me gustan y la voz de Fernando Ces anunciando el artista y el título. La primera vez que músicos como Laura Guevara, Tomates fritos y otros talentos venezolanos sonaron en la radio, fue en la 92. Quizás no exista alguna banda de aquí que no se haya escuchado en esta, una de las primeras emisoras FM del país.

Tom Monasterios en su post de Instagram dijo que no cerraban una radio, cerraban una escuela. Y para mí, no sólo una escuela de Locutores, sino una para cualquier espirante a profesional que se pase por ahí.

Espero más temprano que tarde vuelvas, 92, porque te queremos, porque te necesitamos, porque en ti todos querían siempre decir, nunca callar. Porque vuelvas a ser 100% libre. Me reconforta imaginar, quizás esperanzada, que este no será tu final.

-M.