En todo closet existen al menos tres modelos de sandalias que todos tenemos o queremos tener.
El amor trasciende la persona física del ser amado y encuentra su sentido más profundo en el ser espiritual del otro, en su yo íntimo. Que esté o no presente esa persona, que continúe viva o no, de algún modo pierde su importancia.
Viktor Frankl - El hombre en busca de sentido
El año pasado me encontré con un grupo bien peculiar en una de las cohortes del diplomado de Asesoría de imagen. No tenían filtros y se hacían comentarios bastante fuertes. O hacían comentarios fuertes en general. No tenían miedo a decir lo que pensaban. Como diría uno de los dichos coloquiales: no tenían pelos en la lengua. Recitaban sus críticas o descontentos con las tendencias sin ningún tipo de problema.
Una de ellas odiaba las sandalias. No toleraba el uso de esta pieza en ninguna de sus presentaciones. Al preguntarle por qué, su respuesta fue que realmente su odio era hacia los pies. Le parecían lo más horrible del mundo. Tras toda la gracia que esto causó en el salón, hay un punto interesante en el asco que le profesaba a esta parte de nuestro cuerpo. Incluso alegó que casi ni soportaba los propios.
Pero tras conocerla y, evidentemente teniendo en cuenta a lo que me dedico -y ella quiere dedicarse porque estaba estudiando Asesoría de imagen- no pude evitar pensar en lo esencial que son las sandalias en nuestro armario. Habrá gustos y colores, pero la sandalia, en distintas presentaciones, son piezas básicas que todos tenemos o nos gustaría tener en nuestro fondo de armario por su practicidad.
De mi parte, considero que hay, al menos, tres modelos de sandalias que podemos encontrar en cualquier closet -siempre y cuando sea de alguien que no profese un odio irremediable hacia los pies como mi alumna-.
Tres sandalias que tienes que tener en tu fondo de armario
Las bajas
Son esas sandalias que no son ni muy informales ni muy formales y nos sirven para ocasiones casuales en donde queremos lucir lo femenino de una sandalia, sin vernos descuidadas u overdressed (sobre vestidas).
Las cómodas
Las que llevamos a la naturaleza. Sea a la playa o a la montaña; a la selva o el desierto. Son las sandalias con las que veraneamos pero también las que llevamos de viaje porque son las que combinan con todo y con las que podemos cambiar o pasear por cualquier lugar. Son fáciles de poner y quitar para permitir la diversión.
Las altas o tacones
Las famosas sandalias stilettos son el tacón predilecto para todas las ocasiones en las que tengamos que vestirnos formales. Sea más o menos de gala, siempre están bien. Pueden ser cerradas, en caso de que, como mi alumna, odien los pies, pero también pueden ser de straps o tiras, unas propias sandalias con tacón.
¿Los colores? Mejor básicos que nada: negro, nude o beige, camel o blanco.
¿El material? Hay muchos debates entre el cuero y el cuero orgánico, pero mientras mejor calidad tenga el material, más tiempo las tendrás y esa es la idea de unas sandalias escogidas para formar parte de nuestro fondo de armario.
¿Cuáles tienes tú en el tuyo?