Todo sobre mi carrera de Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela, primera parte: entrega de la medalla.
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“Usted fue asignado (a) en la primera opción”, fue el primer mensaje y momento en el que sentí la seguridad de que estudiaría en la Universidad Central de Venezuela. Para mi desilusión en aquel momento, había quedado en Comunicación Social y no en Idiomas Modernos, mi segunda opción y lo que siempre había dicho que quería.
Bajo la influencia de una de las autoridades del colegio donde estudié, había puesto Comunicación de primero porque “casi nadie queda en su primera opción”, “es una carrera muy demandada y seguro te asignan en la segunda opción” y algunos argumentos más que confundieron mi juicio. Yo quería Idiomas porque además de viajar, me encanta aprender otras culturas a través de su lengua. Comunicación fue una idea que llegó días antes de hacer el proceso de inscripción en el Sistema Nacional de Ingreso gracias a mi papá, a quién le hubiese gustado verme entrevistando a jugadores de béisbol o de cualquier otro deporte en ESPN.
No era mi primera opción, ni siquiera la segunda, pero no tampoco tenía otras. Lo más cerca de un plan que tenía era la idea de estudiar Diseño de moda, pero por supuesto que a nadie en mi familia le encantaba la idea de sacar una carrera de solo tres años que no era nada popular para la época. Yo sólo sabía que me gustaban ciertas cosas: los viajes, los idiomas, la moda y los libros, así que los tiros tenían que acercarse a algo de eso. Escribir era un hobby que practicaba sin demasiado esfuerzo y considero que nunca he sido demasiado buena en ello.
El inicio de la elección de mi carrera en la Universidad Central de Venzuela
Pero la ignorancia de mi vocación para la comunicación no empezó en el momento en el que por influencias de otros la puse como la primera de mis opciones, sino algunas semanas antes de hacer el proceso del SNI (Sistema Nacional de Ingreso). Ante la futura llegada de esa oportunidad, la dueña del colegio me prestó el gran Libro de Oportunidades. Un ejemplar que contiene todas las carreras, pensums y Universidades en las que son ofrecidas.
La idea era que yo desistiese de mi idea de estudiar Idiomas Modernos porque eso no era conocido por dar demasiado dinero a menos que fueses muy bueno y exitoso. Recuerdo haberme sentado en el mesón de mi casa con mi papá y mi mamá en frente. Abrí el libro y sin alterarme de ninguna manera, después de revisar cientos de páginas en orden, lo cerré. Nada me gustaba demasiado. Yo estudiaría Idiomas. Quizás por esos días también empezó el gusanillo de mi papá y la opción Comunicación.
El día de hacer el registro en el SNI y colocar las carreras, escuché las recomendaciones de todos. Puse Comunicación Social de mi primera opción, “porque uno casi nunca queda en su primera opción”, Idiomas de segundo por ser lo que quería, Derecho de tercero porque era una carrera en la que había que leer mucho y quizás me gustaba, Ingeniera Civil de cuarto porque “qué cool sería ser llamada Ingeniero” y Arquitectura en la Universidad Simón Bolívar porque algunos días me gustaba dibujar casas y edificios.
Cabe destacar que la prueba de la UCV la presenté trasnochada, sin demasiadas esperanzas y una noche antes de tener lugar la de la USB, decidí que no iría. La Oficina de Planificación del Sector Universitario y su SNI eran mi única opción para quedar en una Universidad.
Cuando abrió el proceso de modificación del Sistema Nacional de Ingreso pude ver que mi promedio no llegaba a la media de los que también aspiraban a estudiar Comunicación Social, entre ellos, tres de mis compañeras –aunque sus promedios eran peores. Si para comunicación había que tener 99.60, yo tenía 98.algo. Para todas las demás carreras hasta pasaba el promedio, pero para esa no. En aquel momento estaba bastante segura de que, si quedaba por OPSU para alguna carrera, no sería mi primera opción. Todo hasta ese mensaje.