La carrera de Alejandra Irazú López con Kaeila Aroha.

“Ser sustentable no es sólo lavar las culpas ni sólo cuidar el medio ambiente, sino ser socialmente justo, 
responsable con el ambiente y, por lo tanto, también económicamente viable”
- Cecilia Goya de Riviello, directora general de Natura.

Geoffrey B. Small empieza el prólogo del libro Eco Fashion – Moda con conciencia ecológica y social de Sass Brown con un: “La carrera ha comenzado” que explica apelando a una cita del difunto George Carlin:

“Todo el mundo anda corriendo y gritando que el mundo se encuentra en peligro. Oh, al planeta no le va a pasar nada, muchas gracias, lleva existiendo cientos de millones de años sin el menor problema. No es el planeta el que está en peligro, sino nosotros”.

La carrera comenzó desde hace años, y tal como dice la autora del libro citado: “la era de la moda ética”, también. El planeta ha sido testigo de eso desde las investigaciones para las nuevas energías renovables, desde que hay una ola de gente promoviendo la “vida verde”, desde que el mundo se dio cuenta de que si no empezamos ahora, quizá en unos años –menos de lo que creemos- sea demasiado tarde. Asimismo, “solo en los últimos años la moda y la ética han sido capaces de coexistir en el mismo plano de manera cómoda” (Brown).

Para Alejandra Irazú López la carrera comenzó cuando estaba saliendo de la universidad y Stella McCartney sacó una de sus tantas colecciones con algodón orgánico. Como buena emprendedora y creativa, no quería hacer de tesis lo que era común entre sus compañeros: un relanzamiento de alguna marca existente. Ella, junto a una compañera, se interesó por innovar, por dejar una investigación que sirviera a los que venían detrás y no fuese más de lo mismo. El resultado de la ola de sustentabilidad, Stella McCartney, la propiedad de una falda de Vanessa Boulton pintada a mano y las ganas de explotar la creatividad e innovar, las llevó a realizar un trabajo de grado que tratara sobre cómo construir una marca sustentable en Venezuela.

Eso que fue un trabajo para concluir con años de formación académica se materializó oficialmente en julio 2013, hace exactamente tres años, tras legalizar Kaiela Aroha, una marca de trajes de baño ecoeficientes que busca ser 100% sustentable en un futuro. Como por ahora hay muchas dificultades en Venezuela que no permiten vivir la sustentabilidad de manera plena, Alejandra se conforma con poder darle características útiles y eficientes a sus piezas, como por ejemplo el hecho de que muchas veces se hacen a mano o con costura invisible, ahorrando tiempo y energía; algunos modelos son reversibles, evitando que tengas que comprar muchos trajes de baño; se reciclan los hilos de las vastas y se vuelven a usar, economizando el uso de los materiales, y así sucesivamente, la emprendedora se esfuerza por agregar pequeños detalles a su marca que la hagan más amigable con el ambiente.

Ella dice que una marca puede ser sustentable desde muchos aspectos, no sólo el de utilizar telas orgánicas. Se puede innovar en la parte del capital humano, haciendo que las personas tengan un margen de ganancia justo, que no haya esclavitud ni mano de obra infantil. George B. Small afirma que la industria de la moda utiliza aproximadamente la sexta parte de toda la población mundial para su funcionamiento, así que las condiciones de vida de las personas involucradas, para que “el mundo sea un lugar mejor”, deberían ser óptimas.

El 22 de abril se celebra el día de la tierra, este 2016, Kaiela Aroha lo celebró interviniendo un traje de baño con un material que pasa demasiado tiempo para descomponerse y es el causante de muchas muertes de peces y aves: los pitillos. De todos los desechos que se le ocurrieron es el que mejor se iba a ver estéticamente, era más fácil de reutilizar y el período que dura su descomposición es exorbitante. No obstante, aún no ha comercializado la idea.

Por ahora, Alejandra está tratando de sacar todas las telas estampadas que tiene, ya es un hecho que no quiere consumir más tejidos. Por un lado, quiere diferenciarse de todas las marcas de trajes de baño que hay en Venezuela actualmente, y por el otro quiere hacer sus propias telas, teñir ella misma o sublimarlas con un proceso ecológico, tratando de hacer todo esto lo más local posible, que no pierda el sello venezolano.

La emprendedora no solo tiene consciencia sustentable, sino también social. Para 2016 se encuentra trabajando con la fundación Paso a Paso que también está involucrada con Best Buddies Venezuela y son organizaciones encargadas de fomentar la amistad entre personas con discapacidad y gente sana, además de tener un proyecto llamado La Capacidad del Arte que, junto a la Universidad Monteavila, se ocupa de recaudar fondos a beneficio de Paso a Paso y Best Buddies. Alejandra acudió a un evento en el que realizó una franela con retazos inspirada en una pintura de uno de los muchachos y la sorteó entre las pintoras con discapacidad. Ella sabe que si una marca quiere permanecer en el tiempo tiene que incluir la parte social, económica y su favorita: la ambiental. Todo eso le parece primordial al momento de pensar en una marca sustentable.

Ella no lo ve como una moda, sino como una cultura, un estilo de vida. Sigue mucho cómo se está enseñando y preparando a los jóvenes alrededor del mundo para que aprendan a cuidar el ambiente, participó en el Ethical Fashion Forum y ha hecho cursos online sobre Sustentabilidad para profesionales en una web de Londres. Sigue en constante formación del aspecto sustentable para estar al tanto de todas las novedades y aplicarla, mientras se pueda, o adaptarlas a su marca.

Kaiela Aroha significa la fuerza creativa detrás de todos los sueños en lenguaje hawaiano y maorí y comienza su proceso en el patronaje y los cortes, donde se busca aprovechar al máximo la tela y minimizar los residuos. La emprendedora se inspira mucho de Pinterest y el día a día, es muy visual. En un futuro que espera no sea muy lejano, Alejandra hará mucho más sustentable su marca hasta conseguir ser 100% sustentable. Espera que todos los venezolanos tomen consciencia del ambiente y no tomen la conservación del ambiente como una moda, sino como un estilo de vida.

Fotos cortesía de: Kaiela Aroha