Casco Histórico de Coro en el estado Falcón.
“Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.” -Fernando Pessoa.
El día dos de nuestra aventura por Paraguaná no fue menos interesante, sólo que no estuvimos en Paraguaná. Nos fuimos hasta Coro para conocer su Casco Histórico. Tantas veces habíamos visitado Falcón y de su capital sólo conocíamos Los Medanos. Santa Ana de Coro es una de las ciudades más viejas de nuestro país. Juan de Ampíes la fundamentó por allá en 1527 y hasta el día de hoy conserva su esencia colonial con los caminitos de piedra y sus casitas de colores.
De Punto Fijo hasta allá nos tomó como hora y media, capaz un poco más. Este fue otro paseo que nos lanzamos con Waze, a ciegas. No obstante, en cuanto pisamos las calles rocosas y miramos el estilo de las edificaciones, ya sabíamos que estábamos en el lugar indicado. En esa ciudad que en 1993, junto al puerto La Vela de Coro, la UNESCO nombró Patrimonio cultural de la humanidad.
Por novatos estacionamos un poco lejos del área, pero eso nos sirvió para caminar y conocer mucho más. El sol es insoportable, sin embargo, la brisa lo hace más llevadero. Lo primero que divisamos fue la plaza en honor a su fundador y al seguir caminando nos topamos con La Casa del Sol y La Casa de los Arcaya con su famoso balcón, que funciona como un museo, pero lo encontramos cerrado el día que fuimos. Más adelante está el Paseo de La Alameda y La iglesia de San Francisco. Dando otras vueltas por el lugar nos conseguimos con la Plaza Bolívar y La Catedral de Coro que fue construida en el siglo XVI y fue tanto la primera en Venezuela, como la primera en dar asiento a la primera Diócesis.
Como fuimos un día atravesadísimo -literalmente era miércoles-, la concurrencia era bastante escasa. No obstante, al llegar al letrero que no puede faltar en cada ciudad de Venezuela actualmente: “Te amo, *nombre de la ciudad*”, se nos acercó una muchacha con uniforme presentable a ofrecerse para una visita guiada. Ya casi habíamos visto todo por nuestra cuenta, así que le dimos las gracias mientras nos negábamos y recorríamos los últimos puntos de interés en la zona antes de retirarnos. Ah, no sin antes comprar nuestro respectivo “raspado” y hacer un poco más fresca la caminata y el viaje de vuelta.
Besis,
M.