Postales, apuntes, notas y recuerdos de Valencia, Margarita, Maracaibo, Barquisimeto y Lechería, los viajes de trabajo con la organización Más Ciudadanos en el 2021. 

I’m sending postcards from my heart…
Postcards – James Blunt

La primera vez que abandonamos el territorio metropolitano fue para irnos a Carabobo para la quinta edición (si mal no recuerdo) de Hablan los Jóvenes. No ha pasado ni un año de eso y se siente como que ha sido hasta más. Hoy, que estuve juntando estos apuntes, notas y recuerdos de lo que fueron seis meses del 2021, aún no me creo que estuvimos girando por Venezuela formando jóvenes. Y que este 2022 repetiremos.

Más Ciudadanos es la ONG en donde ejerzo como Directora de Comunicaciones desde el 2019. Comencé a finales del 2017, cuando inició el proyecto y apenas era solo una idea en donde todos éramos voluntarios. Hoy tenemos cuatro años (en diciembre serán cinco) construyendo un país de más y mejores ciudadanos, desde lo que está en nuestras manos, con programas de formación y acción comunitaria para jóvenes. Como me pasó incluso con este espacio: es un lugar que me demuestra que la constancia y el trabajo duro tienen resultados. 

En la Organización he encontrado un espacio para crecer en sentidos que nunca imaginaría. Parece dicho a la ligera, pero creo que ni yo misma me he puesto a internalizar todo lo que he cambiado o aprendido con mi trabajo aquí. Hoy, hasta me permite experimentar mi pasión por los viajes, mientras hago parte de lo que me llena. 

Postales, apuntes, notas y recuerdos de cinco ciudades 

Valencia, junio 2021 

Valencia ha sido la ciudad fuera del territorio metropolitano que más he visitado y visitaré este año. No es mi favorita, pero es que aún no la he vivido con esos ojos de marciano o con las ganas de encontrar lo extraordinario en lo ordinario. Mea culpa.

Margarita, julio 2021

Escribo ahora mismo desde la habitación 614 del Lidotel de Margarita pensando en que de verdad debería viajar más. Por mi cuenta. Siempre lo dejo de un lado y es lo que más me gusta hacer. También pienso en que debo administrarme bien, o mejor. Hacer buenas inversiones. Get the Bloom shit together. Tenemos algunas cosas pendientes. 

Siempre que viajo, sea por lo que sea, me reencuentro con la Michelle que creó un blog hace casi siete años, en noviembre de 2014, con ganas de contar historias y compartir aventuras. Desde que volví de Perú he viajado muy poco. Al menos en comparación con lo que fueron ese par de años de bonanza del blog. No es excusa, pero es que desde que volví a Venezuela no me han dado descanso. Pleno 2019, apagones y el rush de esperanza que tuvimos que me tuvo enfocada en otras cosas. 2021, pandemia, que ya sabemos todo lo que pasó.

Para mí, mortal, que viajo con mis propios medios básicamente, fue demasiado difícil en este sentido. También quizás son excusas a las que yo misma me he atado de alguna manera y he encontrado otras prioridades a las que le he dado más fuerza e importancia.

Evidentemente he pensado mucho en mi situación. Creo que ya sé de dónde viene la expresión high of love. Se ha ido la luz y tuvimos que bajar las maletas por las escaleras para poder irnos. 

Postcards from Margarita:


Maracaibo, agosto 2021

Estamos en Maracaibo, quería escribir algunas cosas más temprano, pero ya lo olvidé. Por ahora, quiero dormir. Qué rico estar en Maracaibo.

Qué rico viajar por trabajo. Anoche pensé en que siempre, de pequeña, quise un trabajo que me permitiera viajar. Y aunque este no es propiamente el que pensé que tendría, está cumpliendo eso. incluso cuando nunca pensé que llegaríamos aquí.

Ahora mismo estoy en la habitación 361 del hotel Kristoff de Maracaibo. Esperando que llegue el botones a buscar las maletas para irnos. Me siento y, fantaseo, de verdad, con que soy esa girl boss que tiene todo lo que siempre quiso. I feel it. Aunque fuera de aquí lo único que hay es Maracaibo con su sol inclemente. Qué rico viajar. Quiero escribir pero me distraigo. Con el celular, por un lado; con la habitación, por el otro. 

En mis recuerdos de niña está Maracaibo feliz. Estoy yo con un blue jean, una franela blanca y unas botas blancas hasta la rodilla. Foto que ahora veo y me hace desmayarme del calor y del crimen fashionista. Estamos en pleno Paseo de la Chinita, también muy conocido como la Plaza y Monumento a la Chinita o menos conocido como Plaza del Rosario de la Virgen de Chiquinquirá. 

Es una foto muy feliz. Estoy junto a mi hermano, me llegaba por la cintura, más o menos; ahora yo le llego por los hombros. Pero, a diferencia de mis últimas comparaciones y quejas que he dicho en voz alta y frente a todos, si quito la idea del calor que me sofoca de todas las formas que puede, me encantó volver al Zulia.

Me conectó con mi abuelito maracucho, que casi siempre digo que es casi guajiro. Recordé cuando lo traíamos a visitar a su familia -nuestra familia también, de alguna manera- y aprovechábamos el viaje para conocer y pasear. Aunque no sé si es que yo de por sí amo viajar por cualquier cosa o mínima excusa, o si de verdad me gustó tanto volver a Maracaibo. We’ll figure it out

Postcards from Maracaibo:


Barquisimeto, septiembre 2021

Estamos llegando a Barquisimeto y solo en el lobby del Hotel hay como cinco imágenes de la Divina Pastora. En diferentes formatos. Me dormí en el camino llegando y no vi el manto a lo lejos. Le he agarrado el gusto a esto de escribir en habitaciones de hotel. Es diferente a escribir en casa. Aunque cada vez que lo hago allá es diferente, aunque cada vez que lo hago en general lo es. 

El punto es que esta vez cada quien tiene su habitación y hay mucha privacidad y silencio, pero también la noche me dio mucho miedo. Sobre todo porque en algún punto se fue la luz. Hablé por teléfono hasta dormirme. 

Barquisimeto es una ciudad que se siente diferente. La he visitado dos veces antes de esta y no puedo descifrarla aún. En la segunda vez, apenas salí del hotel, porque estaba con mis tíos y básicamente de paso, mientras él estaba haciendo some business en la ciudad, mi tía, primas y yo nos bañábamos en la piscina. Conocimos Cubiro y algunos centros comerciales aquella vez. Lo mismo hice de camino a Mérida la vez anterior a esa. 

He disfrutado de una manera diferente este viaje. Primero porque qué placer tener una hotel room para mí sola. No me da pena escribir porque nadie me ve. Claramente. Por otro lado, estoy básicamente sin nadie cerca y entonces es muy yo con yo. 

El cielo no fue tan un artista en la ciudad de los atardeceres más bonitos de Venezuela, Aunque en algún punto hubo un intento de regalarnos algo increíble, solo quedo en eso.

Como nuestro intento de llegar al Manto de la Virgen, al que no pudimos entrar o subir porque había una competencia de soundcar. Igual tengo mis fotos de lejos.

Postcards from Barquisimeto 


Anzoátegui, octubre 2021

Queda poco para que termine el año, ¿cómo es que tengo tanto la mente en el futuro? En cuándo, que en verdad no se siente como cuándo pasará algo, sino lo del futuro mejor. Esa vibe de best is always yet to come pero que al final también es una forma de ansiedad si tienes demasiado la cabeza allí.

He aprendido que cuando algo especialmente me molesta o incomoda la respuesta está en mi y las decisiones que tomo o las que no tomo. Tipo cambiar mi situación porque casi siempre lo que me molesta es el otro con respecto a lo que yo puedo o no puedo hacer. Por decisión propia en la mayoría de los casos. Anzoátegui tendrá su propio espacio porque debo actualizar mis recuerdos de Puerto La Cruz. 

Y ya lo tiene. Porque Cuando menos piensas sale el sol.

Postcards from Anzoátegui 

Fin de este diario de viaje 2021: Lado B de formar Más Ciudadanos.