Viviane Guenoun, orfebre y diseñadora de la marca bajo el mismo nombre, de raíces marroquíes y crianza venezolana, tan caraqueña que El Ávila es lo que le da energía.
Cerro de mi Caracas: ¡Yo no quiero que ardas! ¡Yo no quiero que sufras! ¡Cuando una llama enluta tus colores se ensombrece también mi corazón! Extracto de poema El Ávila de Blanca Graciela Arias de Caballero
Vivi se levanta todos los días y lleva a su hijo más pequeño al colegio. A pesar de no ser muy musical, uno que otro día canta sola en el carro “llevo tu luz y tu aroma en mi piel…” y podría ser capaz de cambiar la frase siguiente por “Y El Ávila en el corazón”. Después de dejar al niño, hace Pilates y se va al taller. Lo primero que hace cuando llega es darle una vuelta y una sobadita. Después del recorrido, se va directo al salón donde se le dan los toques finales a todo, se queda un rato a ver qué puede inventar ese día y después sale para finalmente llegar a su oficina.
La última novedad de Viviane Guenoun es la fusión con Wayuu Love, match que se realizó gracias a su hija y las ganas que tenían las diseñadoras de hacer algo juntas. Vivi intervino unas carteras para la marca de diseños guajiros, y a cambio ellas proporcionaron pompones para que Tube, la última colección de la diseñadora judía, tuviese un refrescamiento más trendy y la marca un pop de color.
Como marca, la firma nace en el año 1989, pero el negocio familiar viene de años atrás. Todo se produce en Venezuela, aunque alguna que otra materia prima sea importada. Todo el proceso desde la parte creativa, pasando por la producción hasta llegar a las manos del cliente, se hace en el país y todos los días se inventa o reinventa alguna pieza.
Para Vivi, este viaje comenzó un día en el que su mamá le dijo que sus clases terminaban muy temprano y tenía demasiado tiempo libre, así que era hora de que se fuera a ayudar a su papá en el trabajo y ella como persona obediente que es, le dijo que estaba bien. Desde el primer día comenzó a inventar y su papá se dio cuenta de que había conseguido un relevo o, al menos, que la niña estaba interesada.
No obstante Viviane siempre había estado atraída por la moda. Cada vez que sus padres se iban de viaje ella recortaba las cosas de las revistas que le gustaban y les decía que se las trajeran. Siempre había estado muy atenta a este mundo. Para ella, la moda no es solo la parte estética, no es solo las marcas o estar al día en las tendencias para lucir bien; para ella, la moda va mucho más allá de eso, es más que ropa, es decoración, es investigación, es parte importante del momento histórico que se esté viviendo. Es algo que requiere estudio. En su área, demanda el conocimiento de las técnicas, cómo llegar a hacer determinado diseño, cómo lograrlo. La moda envuelve muchas cosas, y eso es lo que le gusta.
Creció con eso y de alguna manera se fue apegando. Sus padres le dieron la oportunidad de poder desarrollarse y la libertad de crear lo que quisiese. Por supuesto, estaban ahí para cualquier cosa porque se resbaló, como es natural, pero ellos estuvieron cada minuto para apoyarla. Vivi agradece demasiado esta oportunidad que le dio la vida y el poder haberla aprovechado. Dio pérdidas en algunos casos, pero al final, su papá las justificaba diciendo que era más económico que un postgrado y estaba aprendiendo acerca de lo que quería hacer en la vida.
A pesar de no ser muy musical, uno que otro día canta sola en el carro “llevo tu luz y tu aroma en mi piel…”
El taller familiar fue su mejor escuela y todos los clientes a los que conocía le iban nutriendo de alguna manera. Al igual que todos los diseñadores con los que ha trabajado a lo largo de los años, entre ellos: Ángel Sánchez, Margarita Zingg, Raenrra, entre otros y más recientemente con Gionni Straccia. Del “flaco de Valera”, aprendió sobre una técnica que tiene su origen en la arquitectura, sobre la plataforma para poder proyectarse como marca. de Zingg, que viene a la moda de manera más orgánica, otra técnica distinta y así con todos. Incluso personajes de otras áreas como Marbella Molina, que la ayudó mucho en el inicio a creer en ella y hacer que su marca fuese una máquina. También de escultores y gente que trabaja en el área artística. Y, obviamente, su papá fue su mayor mentor.
De la universidad, se llevó los recuerdos de muchos profesores pero especialmente de la profesora Thais Aguerrevere, que la hizo enamorarse de la historia, aunque no tenga que ver con la parte de mercadeo. Fue una profesora que le enseñó que la historia le pertenece a cada persona y le mostró cómo entenderla, cómo lo que se vive hoy en día la hace entender la historia anterior. Porque en el colegio lo había aprendido todo muy esquemático: hechos, causas y consecuencias, pero con la profesora Aguerrevere, aprendió que la historia es movible, que no es de un día para otro sino que va pasando. Aprendió mucho, por ejemplo sobre la situación de la segunda guerra mundial, que no la entendía y hoy en día la entiende y la ve mucho más clara.
Al final, todo esto la fue nutriendo y haciendo de ella un bagaje que hace que Viviane Guenoun sea lo que es actualmente. Además el estudiar Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello, la ha ayudado muchísimo en la parte del manejo de su marca, ya que entró por el área de publicidad y mercadeo, aunque también quería involucrarse con lo que es la sociología y entender al país y cómo suceden las cosas, la carrera la enganchó muchísimo, según cuenta.
Su formación en diseño la ha experimentado de manera orgánica. No tuvo la parte teórica de lo que es el diseño en sí, el abc de la carrera, pero ha ido aprendiendo entre tantas cosas, que la inspiración se tiene que buscar y que no se puede hacer todo a lo loco, que es lo que ella hacía. Ha aprendido que tiene que encontrar inspiración y contar una historia a través de lo que estás presentando, que se tiene que trabajar con colecciones y hay una estructura que se tiene que respetar de alguna manera, porque eso es lo que va a dar personalidad a una marca.
No obstante, así como Viviane Guenoun, como marca, la ha hecho aprender de cosas, ella también le ha impregnado varias características personales, empezando por el equilibrio de los diseños. Vivi es una persona super equilibrada, así que sus diseños suelen ser muy simétricos. Si alguien llegase a contarle un chisme, ella ya estaría pensando en la parte de la otra persona, en ambos lados del cuento, para así poder armar su opinión. Si en algún momento hay alguna asimetría en uno de sus diseños, está totalmente pensada.
Vivi es una persona super equilibrada, así que sus diseños suelen ser muy simétricos.
Además, es muy detallista, entonces en la marca todo tiene su detalle, desde el empaque hasta en la pieza misma, todo tiene un detalle final. Por ser tan multifacética, en las colecciones se ve siempre que hay de todo un poco. Es muy complaciente y le gusta que todo el público quede satisfecho, por eso si hay algún modelo chiquito de, por ejemplo, zarcillos, también se conseguirá en grande.
Entre tantas de sus características, ve como virtudes el hecho de ser obediente, aunque a veces la obediencia se le vaya de las manos y se convierta en un defecto. Pero ser disciplinada le ha permitido seguir una estructura tanto en su familia como en el trabajo y eso ha hecho que no se salga del carril y se pueda mantener. Es lo que le ha posibilitado el tener constancia, no cometer tantos errores, porque aunque nadie aprende con las experiencias ajenas, escuchar los consejos de los demás ayuda a ser más precavido. Otra virtud es que considera que tiene una facilidad para resolver los problemas que hasta ella misma se sorprende. A veces, cuando le plantean un problema se queda pensando unos minutos, y lo dice: “dame un minuto, un minuto, un minuto…” y a los 5 minutos ya lo tiene.
También piensa que tiene una visual estética que es agradable a los demás. Porque hay mucha gente que tiene visuales estéticas con cierto estilo y gusto, pero de repente no es lo que le gusta a todo el mundo, y ella siente que lo que a ella le gusta, por lo general, gusta un montón y eso hace que la marca sea más comercial, lo cual es bueno.
En cuanto a los defectos, mete a esa obediencia que tantas cosas positivas le suma, pero que la hace medir demasiado a la hora de tomar riesgos. Aunque como ya es consciente de que mide mucho, últimamente, con la madurez, se ha atrevido a tomar más riesgos con cosas que le han dicho que no debería. Hoy es de las que dicen “¿Sabes qué? Lo quiero hacer, y si me atropello, lo asumo, es algo nuevo”. En parte porque ya es consciente de los riesgos que está asumiendo y si cae, ya sabía que podía pasar y lo asumió.
Tampoco es tan buena para los cálculos exactos. Es más de sensaciones, más pragmática, más intuitiva, pero sabe que la intuición a veces te permite llegar a algunas cosas, y a otras no. Capaz por este problema con los cálculos es que no le gusta tanto trabajar en cantidad, sino ser más exclusiva, cosa que le encanta, pero sabe que si quiere crecimiento económico e incrementar los números de la compañía, tiene que trabajar en masa.
Hoy es de las que dicen “¿Sabes qué? Lo quiero hacer, y si me atropello, lo asumo, es algo nuevo”.
Actualmente hace aproximadamente cuatro colecciones y elige las dos más importantes para hacerles lanzamientos mediáticos. De esta manera, las colecciones van creciendo solas y transformándose. Ahora está mucho más estructurada de lo que era antes y eso se lo ha dado la experiencia.
Ya varias de las metas que tenía al principio del sueño se han cumplido, como por ejemplo las entrevistas. Contar lo que ella está haciendo y salir en los medios. Aunque es una meta más personal, la canaliza mediante la marca, que ya está empezando a ser reconocida internacionalmente y era otra de sus metas. Así como tener tiendas donde pueda exhibir como quiera su marca, donde el espacio le pertenezca y pueda manejarlo como quiera, sobre todo por poder mostrar todo lo que quiere mostrar.
Preguntarle por una colección favorita es casi como preguntarle cuál de sus hijos es su favorito. Si alguno de ellos tiene un problema en ese momento, es al que más atención le va a prestar. Si acaba de lanzar una colección y es la que tiene que mercadear y mostrar, esa va a ser su favorita: la última, la nueva.
Hablando de sus hijos, le encantaría que cualquiera de ellos –o todos- se queden con el negocio familiar. No obstante tiene tres varones y una niña, y ninguno vive en Venezuela, a excepción del más chiquito, ese que lleva al colegio todos los días. De igual manera su hija ha mostrado inclinación y trabajan juntas especialmente en la parte de lo que es el diseño, le aporta ese gusto juvenil. Es la segunda, tiene ya 22 años, está casada y hace poco le dio la dicha de cargar a su primer nieto. En cuanto a los tres varones, uno ya es ingeniero, el otro está en camino y el chiquito en planificación de empezar ese viaje en algún momento.
Todos siguieron el ejemplo de papá. Hablando de papá, es de esas personas de la tierra matemática, a diferencia de Vivi, que mide la longitud de un metro con el brazo –y no se pela- porque no le gusta calcular. La ayuda y apoya cada vez que lo necesita y está pendiente de que todo funcione. Siempre le dice: “no te vayas a meter en líos, que te metes en líos tú y son líos míos”. No obstante, también tiene su empresa así que cada quien está en lo suyo. Aun así, le sugiere a Vivi que le diga todo porque no quiere ninguna “sorpresa”.
Las hermanas de Viviane también trabajaron en la empresa familiar, pero cada una en un área distinta. Una de ellas estudió administración y se ocupaba de todo el papeleo, porque era lo que le gustaba. La otra es psicóloga y se encargaba de la parte de los empleados, que estuvieran bien, que estuvieran tranquilos.
Ya ninguna de las dos la acompañan porque no están en Venezuela. Así como ellas, Vivi ha pensado en irse, pero cada vez que lo hace le duele, no le gustaría. Si por algún motivo tiene que hacerlo es porque ha sido empujada a eso, porque no quedó más remedio, pero no le gustaría para nada. El Avila es lo que le da energía y la canción Venezuela de Luis Silva lo que le da paz. La canta sola en el carro, aunque confiesa que no es muy musical. Sus gustos se inclinan hacia las baladas de Ricardo Montaner y Franco de Vita.
A Vivi le encanta el arte, la inspira mucho. Le gusta el arte cinético porque es muy venezolano, muy de “nosotros”, porque “vas en la autopista y puedes ver Soto, vas al aeropuerto y ves Cruz Diez”. También le gusta mucho el art deco, la inspira. Le gusta comer, en general, tener hambre y llenarse el estómago, pero algo que le provoque de a momentos son unas costillitas de cordero. Ah, y le encanta el Toronto. Es de esas cosas que le provoca comer cuando está afuera y no tiene mucho acceso a cosas venezolanas.
Le encanta conocer Europa. Esas ciudades en donde vas caminando y descubres cosas. Las ciudades americanas, donde todo es bello, todo es más o menos igual, y todo está pensado. En cambio las europeas se han ido formando de manera orgánica. Hay ciudades que están hechas al borde del mar y a Viviane le encanta imaginarse cómo hizo la gente para construir esas casas allá arriba hace tantos años. Eso es lo que le gusta: poder descubrir cositas auténticas de los lugares.
Sin embargo, y aunque sea un cliché, se relaja viendo El Ávila. Desde su casa se ve el cerro y desde un parque al que lleva a su hijo, también. Ella se sienta y ve hacia la montaña donde se ubica El Humboldt, es lo que le da energía. Escucharla hablar del Ávila, con los ojos brillando y entrecortando las palabras para decir las indicadas, las que demuestren lo que de verdad le hace sentir, enseña que su placer por disfrutar de esa vista va un poco más allá del común denominador en los caraqueños por el cerro. También le encanta la playa, aunque ya no va tanto. Cuando le dicen que piense en un lugar, ella está flotando en el agua.
Le gusta el arte cinético porque es muy venezolano, muy de “nosotros”, porque “vas en la autopista y puedes ver Soto, vas al aeropuerto y ves Cruz Diez”.
El futuro de Viviane Guenoun, como marca, deviene nuevas colecciones y expansión en los productos ofrecidos. Capaz una pieza de ropa, no una línea, más hacia una chaqueta o algo muy puntual. Se predice la vuelta de los cinturones, un modelo de cartera… Piezas fuera de la bisutería pero que sigan siendo acentos para el estilo. Se podrían venir también unos lentes, ya que son de los accesorios favoritos de la diseñadora. Los lentes de sol son de esas cosas que compra y no se le pierden, porque le gustan, los usa. Es de las cosas que más ama comprar, aparte de adornos para la casa. Tiene sus épocas, a veces le da por comprar cosas para el hogar y a veces para ella. Ahorita está en ella.
Por eso le gusta tanto el proyecto de hacer lentes. Es algo que tiene desde hace mucho tiempo en la cabeza, ha tocado varias puertas, pero no se le ha facilitado y actualmente los lentes están como en boom y no está en una sintonía que le permita meterse a competir en precio, pero sabe que algún día Viviane Guenoun venderá lentes. Es como un sueño.
Unos lentes es uno de los objetos indispensables en su cartera, pero el primero es la plata. Además de tener de todo: un cargador, un estuche donde también hay de todo tipo medicina, chequera, chicles, audífonos, para lavarse las manos, clínex, lo que pidas ella lo tiene ahí. También siempre tiene algo que darle alguien en la cartera, algún encargo.
A Vivi le gustaría ser un poquito más espiritual. Siente que es algo que tiene pendiente, que tiene una parte espiritual que no ha explorado, capaz por falta de tiempo, aunque acepta que dicen que las cosas no son por falta de tiempo, sino de voluntad. No obstante, es algo que sabe que en algún momento va a desarrollar. En lo familiar, quiere ver a su familia crecer, que Dios le permita tener la oportunidad de ver crecer a sus hijos, casarse, crecer, desarrollarse, tener hijos… Aunque no se queja, ya tiene un nieto.
Ubicación, palabra:
Italia: Moda
Inglaterra: Clase
Rusia: Comunismo
Francia: Glamour
Alemania: Segunda Guerra Mundial
Norteamerica: Libertad
Latinoamerica: Venezuela.
Entre gustos y colores:
Un lugar: Los Roques
Un libro: La Biblia
Una película: Ocho apellidos vascos
Una época: La Actual
Un álbum: Menudo
Una canción: la de Venezuela… (Luis Silva)
Un icóno: Carolina de Monaco
Un color: Blanco
Una palabra: Amor
Una frase: Mejor será mi final que mi principio…
“Tu creas tu propio estilo, tu estilo lo creas con accesorios y tus accesorios los creamos nosotros”
Viviane Guenoun
Fotos cortesía de: BPS y Viviane Guenoun